¿Sabías que el hielo y la nieve en
los aviones pueden reducir la potencia del motor al grado que puede llegar a
detenerlo? Su acumulación en las alas y el resto del fuselaje sin duda es uno
de los principales factores de riesgo al volar en temporadas de invierno y
puede ocasionar accidentes aéreos y pérdidas millonarias.
El congelamiento afecta todo el rendimiento del
avión, aumentando su peso y la resistencia al avance, también afecta la indicación
de los instrumentos, las comunicaciones de radio, los frenos y el tren de
aterrizaje, por lo que es entendible que algunas personas prefieran viajar por
otros medios de transporte.
¿A qué temperatura puede formarse hielo en un
avión?
Los puntos de mayor riesgo para la carga de
hielo son el despegue y el aterrizaje del avión, al momento de atravesar las
nubes o cuando está lloviendo a bajas temperaturas, y la condición propicia
para la formación de hielo es entre los -5ºC y 10ºC, con humedad elevada.
En estas últimas semanas las temperaturas
en México y Estados Unidos han alcanzado bajas históricas, siendo el
país vecino del norte el más afectado por las tormentas invernales, las cuales
han causado miles de vuelos cancelados en ciudades como Seattle, Nueva York,
Chicago y Detroit.
En México, la zona norte del país ha registrado
temperaturas bajo cero en Chihuahua, Durango y Sonora.
De esta manera, si uno está a punto de tomar un
vuelo en los próximos días, ya sea nacional o a un lugar helado en el
extranjero, es normal que surjan preocupaciones debido a las condiciones
climáticas.
Afortunadamente no hay nada de qué temer, pues
todas las aerolíneas comerciales que operan en el mundo deben cumplir
requisitos para volar en clima frío, con operaciones de deshielo y
antihielo.
¿Qué es el deshielo y para qué sirve?
Los pasajeros que vuelen esta temporada a
lugares con temperaturas bajas podrán vivir de cerca el proceso de deshielo, ya
que en estas semanas del año es habitual ver operadores con grúas rociando los
aviones con líquidos a presión, resultado de una mezcla de agua y
anticongelante en lo que se conoce como deshielo o deicing.
Esto elimina por un periodo limitado el
hielo y la nieve que se ha podido acumular en el fuselaje durante el vuelo y
durante la parada en la pista. Ya en tierra es donde el hielo puede formarse en
cualquier punto del avión, por lo que el deshielo debe realizarse de manera
eficaz y puntual minutos antes del despegue, pues cualquier retraso en este
proceso haría repetir su operación, ocasionando pérdidas considerables para las
aerolíneas.
Los operadores utilizan camiones cisterna con
calderas que calientan la mezcla hasta los 82 grados centígrados, la cual
derrite la nieve y ralentiza la formación de hielo.
¿Qué superficies se descongelan?
Usualmente son las alas y la cola del
avión, pues es donde se encuentran las superficies de control que requieren
estar totalmente despejadas. El deshielo también se realiza en las compuertas
del tren de aterrizaje, y en condiciones extremas el avión debe descongelarse
en su totalidad.
El proceso se realiza en las pistas dentro de
la zona de parking y dura aproximadamente cinco minutos.
En el aire, los aviones cuentan con
resistencias magnéticas y otros mecanismos que calientan sus superficies
evitando la formación de hielo en condiciones que pueden llegar hasta los 40
grados bajo cero.
Deshielo en aeropuertos de México
En territorio nacional todos los concesionarios,
permisionarios y operadores aéreos deben cumplir con los requisitos para la
operación en climas fríos, con operaciones de deshielo, antihielo y
contaminantes naturales en tierra y aire.
La Ley de Aviación Civil estipula,
entre otras cosas, que toda aeronave que opere en rutas donde se tenga o
pronostiquen condiciones de formación de hielo deberá estar equipada con un
sistema de deshielo y antihielo certificado y operativo.
De igual manera los pilotos no pueden iniciar
ningún despegue cuando existan condiciones de formación de hielo u otros
contaminantes en tierra, a no ser que se haya cumplido con las inspecciones
debidas y se hayan dado los tratamientos correspondientes, aplicados lo más
próximo al despegue.
De esta manera, la única preocupación al viajar
en aviones durante esta temporada es si alcanzaremos a abrocharnos los
cinturones de seguridad con tantas chamarras y suéteres encima, o si vamos a
caber con ellos en los pequeños asientos.