MÉXICO.- ESET, compañía líder en detección
proactiva de amenazas, advierte que el ransomware fue una de las amenazas más
activas durante 2020. La compañía analizó los detalles y explica que esto se
debió al incremento del teletrabajo y a que el ransomware evolucionó,
haciéndose más efectivo.
Durante 2020, las bandas que operan las
distintas familias de ransomware dejaron atrás las campañas masivas y al azar
esperando que alguna víctima se infecte y que eventualmente pague el rescate
para recuperar su información. En cambio, apuntaron a compañías de varias
industrias, así como al sector de la salud y a organismos gubernamentales a nivel
global, llevando adelante ataques en los que secuestran mediante cifrado los
archivos en los equipos comprometidos, con nuevas estrategias para demandar el
pago de un rescate.
El robo de información previo al cifrado de los
archivos y la posterior extorsión bajo la amenaza de publicar, vender o
subastar los datos confidenciales robados fue una metodología que se observó
por primera vez a fines de 2019 y que se consolidó en 2020. El objetivo es
agregar un plan B a la estrategia de solo cifrar los archivos y demandar el
pago de un rescate para devolver el acceso. Con este nuevo método, adoptado ya
por varias familias de ransomware, los criminales aumentan la posibilidad de
monetizar los ataques al contar con otro instrumento para presionar a las víctimas
y que se decidan a pagar, ya que supuestamente de esta manera evitarán la
divulgación de la información robada y recuperarán el acceso a los datos.
Pero “esta técnica requiere que el atacante
invierta bastante tiempo, ya que necesita obtener acceso a la red, desplazarse
sin ser detectados hasta identificar los datos confidenciales y extraer una
copia de información para guardar en su propio entorno”, explicó el
especialista de ESET, Tony Anscombe, en el informe Tendencias 2021 en
ciberseguridad. Hay un trabajo de persistencia que realizan los atacantes una
vez que están dentro de la red con la intención de recolectar información y
también credenciales adicionales para asegurarse el acceso a la red en caso de
que se cierre la ruta que permitió el acceso inicial. Además, muchos grupos de
ransomware dedican tiempo para realizar un trabajo de inteligencia en busca de
comprender qué datos son valioso e identificar información sensible que, en
caso de ser filtrada o comprometida, de alguna manera provocarán daños a la
empresa u organización, agregó el especialista.
El aumento de los ataques dirigidos de
ransomware también tiene una explicación en el modelo de negocio del ransomware
as-a-service (RaaS), donde algunos actores desarrollan estos códigos maliciosos
y los ofrecen en la dark web para asociarse con afiliados que se encargarán de
la distribución del ransomware y luego dividirán las ganancias. Estas familias
de ransomware muchas veces operan durante algún tiempo y cesan sus actividades,
dando lugar a la creación de otros grupos de ransomware que adquieren el código
fuente y le añaden en algunos casos variaciones.
Egregor, por ejemplo, es un ransomware que
surgió en septiembre de 2020 y que opera bajo este modelo de negocio.
Recientemente el FBI publicó un comunicado en el que advierte a compañías de
todo el mundo sobre los ataques de este ransomware y su creciente actividad.
Egregor comenzó a operar poco después de que el ransomware Maze anunciara el
cese de sus actividades. Según dijeron actores de amenazas a BleepingComputer,
esto provocó que muchos afiliados a Maze pasaran a trabajar con Egregor como
RaaS.
La aceleración de la transformación digital
provocada por la pandemia obligó a muchas empresas y organizaciones a trabajar
desde el hogar, dejando las oficinas que están preparadas con los mecanismos de
seguridad necesarios para proteger el perímetro de una organización, sin
capacitar a las personas acerca de las buenas prácticas de seguridad, y sin
brindar en muchos casos la infraestructura necesaria para trabajar de manera
segura. De hecho, según una encuesta realizada por ESET en plena pandemia, solo
el 24% de los usuarios dijo que la organización para la cual trabaja le brindó
las herramientas de seguridad necesarias para trabajar remotamente y el 42% de
los participantes aseguró que su empleador no estaba preparada en cuanto a
equipamiento y conocimientos de seguridad para hacer frente al teletrabajo.
En este sentido, muchas personas teletrabajando
equivale a muchos dispositivos, distintas redes, en distintas ubicaciones, y
con profesionales —e incluso empresas— que en el apuro o por desconocimiento no
lograron implementar un plan para trabajar remotamente de manera segura. Este
escenario provocó un aumento en la superficie de ataque. Según datos de una
encuesta realizada por ESET en diciembre pasado, el 87,67% de los participantes
opinó que los cibercriminales han visto una oportunidad en el incremento del
trabajo remoto para lanzar ataques dirigidos a las empresas. Además,
consultados acerca de si creen que las empresas y las entidades gubernamentales
están preparadas para lidiar con ataques de ransomware, el 67,76% opinó que
apenas unas pocas empresas lo están, mientras que el 50,96% considera que solo
unas pocas entidades gubernamentales cuentan con las capacidades.
En un ataque informático, si un usuario cae en
la trampa y abre un correo de phishing dirigido para luego hacer clic en un
enlace o abrir un archivo adjunto, su equipo será comprometido con un malware
que puede a su vez descargar otro código malicioso como un ransomware. Si luego
accede a la red corporativa conectándose al servicio VPN que la empresa o la
entidad gubernamental le brinda, el acatante tendrá acceso a la red y podrá
moverse lateralmente para recolectar información y buscar otras credenciales de
acceso que le den permiso de administrador para distribuir el ransomware dentro
de la red.
El uso del protocolo de escritorio remoto (RDP)
ha sido uno de los mecanismos más utilizados para lanzar ataques de ransomware
aprovechando también el uso de contraseñas débiles. Si bien los distintos
grupos de ransomware utilizan diferentes vectores de ataque para distribuir la
amenaza, varios reportes coinciden en decir que el RDP ha sido el vector de
intrusión más utilizado por ataques de ransomware durante 2020. De hecho, en el
primer trimestre del año pasado ESET reportó el aumento de los intentos de
ataque al RDP mediante fuerza bruta a nivel global; un aumento que en América
Latina para el mes de noviembre había sido del 141%, con picos que llegaron
hasta los 12 mil intentos de ataque diarios al protocolo. Una vez que el
atacante logra comprometer la seguridad mediante el RDP puede realizar
distintos tipos de actividades maliciosas dentro de los sistemas.
Desde ESET mencionan que esto no impide a las
organizaciones a operar de manera remota, sino que deberán dedicar tiempo y
recursos para capacitar a los usuarios de manera que cuenten con más
herramientas y estén mejor preparados para lidiar con las distintas amenazas y
riesgos en Internet. Asimismo, recomiendan como pasos básicos el acompañar la
educación de los usuarios con la adecuada tecnología, el uso de una VPN, la
realización de backups de forma periódica, una política de actualizaciones para
corregir vulnerabilidades, la implementación de la autenticación multifactor y
de estrategias de seguridad como el principio del menor privilegio y de la
mínima exposición, por nombrar algunas. Por otra parte, es recomendable que las
organizaciones evalúen los mecanismos de accesibilidad a la información y
cuáles son las formas que puede tener un atacante para llegar a estos datos.